Además del Castillo de los Velasco de Medina, podemos encontrar torres y palacios que atestiguan la importancia histórica del territorio. Edificaciones de carácter bélico o residencial como la Torre de Navagos y el Palacio Hierro-Salinas.
Salinas de Rosío, ha perpetuado la huella que los romanos dejaron en ella. En aquella época, se instaló en la localidad una explotación de sal. Existe todavía un gran mosaico dedicado a su almacenamiento. Las iglesias de La Cerca y Criales constituyen los mejores exponentes del románico.
Del siglo XV hay dos magníficos retablos realizados por la Escuela Castellana que se conservan en las iglesias de San Andrés, en el pueblo de Torres, y en la iglesia parroquial de Santa Cruz de Medina de Pomar.
FRÍAS
A los pies de los Montes Obarenes, encaramada sobre la abrupta plataforma de toba conocida como “La Muela”, y rodeada de fértiles tierras regadas por abundantes fuentes, arroyos y el caudaloso Ebro, se encuentra Frías.
La ciudad medieval de Frías, declarada Bien de Interés Cultural, constituye un modelo en su ámbito. En esta localidad podrás descubrir: las Casas Colgadas, el Castillo de Frías, la Iglesia de San Vicente Mártir, la Muralla, el Puente Medieval, el Convento de San Francisco, la Iglesia de San Vítores, el Lavadero y el Convento de Vadillo.
Desde su atalaya se puede controlar el amplio espacio del Valle de Tobalina, abierto hacia el Norte y regado por el río Ebro.
OÑA
Oña y su poderoso Monasterio de San Salvador, fundado a comienzos del siglo XI por el Conde Castellano Sancho García, el de los "Buenos Fueros", fue considerado durante siglos un importante centro de poder.
Hoy en día, la Villa de Oña muestra con orgullo lo que fue en otros tiempos, en sus grandes edificios religiosos y civiles, en los restos de sus murallas y en el conjunto de su trazado urbano. El actual municipio de Oña está integrado por pequeñas poblaciones que conservan un interesante patrimonio.
El río Oca tras concluir su recorrido por tierras Burebanas, excava un estrecho desfiladero en busca del río Ebro. En este estratégico lugar, entre la meseta y la cornisa cantábrica, se enclava la Villa de Oña.
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